Debido a la naturaleza informal de los pagarés, tienden a conllevar un cierto grado de incertidumbre y, a diferencia de los bonos y los giros, no se consideran un instrumento negociable legal. Esto significa que la parte deudora no tiene la obligación legal de pagar la deuda solo porque haya escrito y firmado un pagaré.
Los pagarés pueden ser algo tan sencillo como un papel o incluso un acuerdo verbal entre miembros de una misma familia. En algunos casos, las empresas también pueden utilizar los pagarés como método para registrar de manera informal cuánto deben a otra empresa o a sus empleados, por ejemplo.
En esencia, los pagarés no son más que notas informales que la gente crea para recordar que tiene que pagar una deuda en una fecha futura. A veces incluyen los nombres de las partes (o los nombres de las empresas), el valor, la firma y la fecha en que se crearon. Sin embargo, como documentos informales, los pagarés no incluyen ninguna información sobre las consecuencias de no pagar o las fechas específicas en las que debe pagarse.