¿Qué es el Internet de las Cosas?
Desde los inicios de la Revolución Digital en la década de 1950, una amplia gama de tecnologías disruptivas han sido creadas. A pesar de estar restringida en un inicio a unos pocos individuos, la industria se desarrolló muy rápidamente, por lo que la mayoría de nuevas tecnologías se popularizaron y se hicieron cada vez más accesibles.
La convergencia de distintos tipos de dispositivos innovadores (tales como los chips RFID, los sensores e Internet), así como una mayor accesibilidad, dieron a luz eventualmente al concepto de “Internet de las Cosas” (IoT). La tecnología IoT representa un punto de inflexión en la Era Informática, al permitir trascender la simple conexión de ordenadores a través de Internet.
La historia del IoT
El primer uso conocido del IoT se produce en el MIT, cuando estudiantes de la universidad empiezan a utilizar sensores baratos para monitorizar y reponer sus máquinas dispensadoras de refrescos. Nuevos avances hacia el IoT serían llevados a cabo en torno a 1994, año en que una revista académica publicaría un artículo de Reza Raji en que se proponía la idea de mover paquetes de datos con el objetivo de automatizar casas y fábricas.
En la década de los 90, Microsoft y otras compañías empezarían a experimentar con ideas similares, y del 2002 en adelante, muchos medios de comunicación comenzaron a difundir los avances del IoT (como por ejemplo, el uso de dispositivos inteligentes conectados entre sí y vinculados a un sistema de monitorización de información). Ahora bien, muchos consideran que es en el año 2008 cuando se produce el nacimiento oficial de la industria IoT, debido a que por entonces el número de dispositivos electrónicos conectados a Internet superaría por primera vez al de personas.
¿Cómo funciona el IoT?
La tecnología IoT es, básicamente, el interfuncionamiento de múltiples dispositivos y objetos físicos, y, generalmente, consiste en una red de sensores y dispositivos no informáticos que se comunican con ordenadores y/u otros dispositivos a través de Internet. Esto puede incluir el uso de termostatos, monitores de ritmo cardíaco, aspersores y sistemas de seguridad domésticos. Las innovaciones de la tecnología IoT permiten la monitorización remota, control, automatización y comprobación del estado, de un amplio rango de dispositivos y sensores que pueden ser empleados en casas inteligentes y vehículos autónomos.
IoT para uso personal y doméstico
La tecnología IoT puede ser desplegada para uso personal y doméstico de muchas maneras distintas. Los ejemplos más comunes están relacionados con el concepto de automatización del hogar, en el que diversos dispositivos pueden ser empleados para monitorizar y controlar el uso de luces, aires acondicionados, calentadores e, incluso, sistemas de seguridad. Estos dispositivos pueden conectarse también a otros objetos personales, tales como relojes inteligentes y smartphones, así como a smart hubs específicos (diseñados para conectar diferentes productos propios de los hogares inteligentes, como por ejemplo, las televisiones y neveras “smart”).
Las casas automatizadas presentan el potencial de mejorar la calidad de vida de la gente mayor o con minusvalías, al proporcionarles tecnologías de asistencia (especialmente a aquellos con limitaciones en la visión, audición o movilidad). Esto puede incluir el uso de sensores de tiempo real que avisan a los miembros de la familia cuando el ritmo cardíaco de alguno de sus allegados es anormal o si sufren una caída. Otro ejemplo interesante es el empleo de camas inteligentes que detectan si están ocupadas o no, y que ya están siendo probadas en hospitales para tener constancia de cada vez que los pacientes se levantan.
El IoT para usos comerciales e industriales
Entre los ejemplos de usos industriales encontramos el empleo de sensores para hacer seguimiento de condiciones ambientales, tales como la temperatura, humedad, presión y calidad del aire. Los dispositivos IoT pueden también ser utilizados por granjeros para monitorizar la disponibilidad de agua y comida del ganado, así como por fabricantes que desean tener constancia de las existencias de cualquiera de sus productos -pudiendo incluso instalar máquinas automáticas para que realicen pedidos cada vez que la disponibilidad disminuye por debajo de cierto umbral.
Limitaciones
El Internet de las Cosas ha traído consigo un montón de innovaciones interesantes y, sin ninguna duda, está aquí para quedarse. Ahora bien, respecto a las limitaciones en el uso de sistemas IoT para empresas y hogares, cabe mencionar el creciente número de dispositivos que deben ser monitorizados y conectados (muchos de ellos, dependientes de conexión a Internet). Si la implementación no es adecuada, las compañías y los propietarios de los hogares pueden verse obligados a acceder a un considerable número de Apps distintas para así monitorizar sus múltiples dispositivos. Esto haría que el IoT fuera poco eficiente desde un punto de vista temporal y menos atractivo para potenciales consumidores.
Por este motivo, algunas compañías como Apple y Lenovo han creado aplicaciones que permiten el control de los dispositivos en el entorno iOS, incluso, a través de comandos de voz. Otras plataformas IoT trabajan en torno a hubs independientes de Internet o de un acceso WiFi. Ejemplos de ello son la iniciativa Echo de Amazon y el SmartThings Hub de Samsung. Así, el IoT funciona a través de dispositivos vinculados a un sensor, que a menudo está conectado a internet o a un receptor de WiFi, permitiendo ejercer un control, una programación y una monitorización centrales.
Criptomonedas IoT
Muchos sistemas IoT dependerán con toda probabilidad de microtransacciones financieras entre objetos digitales; lo que requerirá que los dispositivos IoT estén conectados de tal manera que faciliten una “economía de máquina a máquina” (“machine-to-machine/M2M economy” en inglés, es decir, el intercambio de dinero entre dispositivos no humanos). En tal contexto, existirá una creciente demanda de divisas compatibles con IoT, siendo las criptomonedas, ciertamente, una alternativa viable.
IOTA
IOTA (Internet of Things Application) es un proyecto centrado en soluciones IoT que aspira a convertirse en la columna vertebral de la emergente economía M2M. Es un protocolo de libro contable distribuido (“distributed ledger protocol”) de código abierto que, a diferencia de Bitcoin y otras criptomonedas, no requiere que los mineros verifiquen las transacciones. IOTA no está basada en una red blockchain, sino en un flujo de transacciones interconectadas, que el proyecto denomina tangle (“maraña”).
Tangle es una red en la que las transacciones pueden ser verificadas directamente por los usuarios que las solicitan, siempre y cuando completen otras dos transacciones previamente. El límite de transacciones por segundo que pueden ser procesadas está directamente relacionado con el número de usuarios de la red.
IOTA es una moneda compleja y altamente experimental, la única que utiliza una arquitectura tangle. Muchas incidencias técnicas han salido a la luz, y la estructura tangle todavía necesita demostrar su eficiencia. Aún así, el proyecto ha puesto de relieve varios conceptos interesantes e innovadores, y si los desarrolladores logran superar las limitaciones potenciales que presenta, podría resultar apto para la economía IoT y M2M.
Reflexiones finales
El Internet de las Cosas (IoT), eventualmente, permitirá la automatización, supervisión y control de dispositivos a una escala masiva -lo que sin duda mejorará nuestra vida cotidiana y la eficiencia de diversas industrias. Existe una elevada probabilidad que las criptomonedas sean parte de la revolución IoT, actuando como dinero digital para las microtransacciones y economía M2M. Actualmente, un número limitado de proyectos basados en criptomonedas apuntan a la industria IoT, pero con toda probabilidad seremos testigos de la creación de muchos otros en el futuro, a medida que la tecnología siga avanzando a un ritmo frenético.